miércoles, 9 de mayo de 2012

Historia del Claustro del Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario.



El Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario cuenta con un claustro de la época de la colonia que es reconocido por su arquitectura y por la su importancia durante el proceso de independencia. Nuestra institución estuvo presente durante el virreinato de España en el Nuevo Reino de Granada y su modelo de educación se ha mantenido hasta nuestros días.

En el año de 1653 con la aprobación de Felipe IV el arzobispo de Santa Fé, Fray Cristóbal de Torres inicia el 31 de diciembre de este año la fundación del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario con una infraestructura del claustro similar al del Colegio Mayor de Salamanca (España).

Este símbolo histórico está construido por cimientos que tienen una profundidad de 1.20 m y de ancho 1.80m. El claustro está formado por grandes piedras calizas que fueron traídas desde la madre patria pues en la Nueva Granada no se habían hallado yacimientos de calizas. Los primeros cimientos que se hicieron fueron los de la iglesia, que también sirven de apoyo al Colegio. Después de acabar estos cimientos empezaron a llegar los demás materiales, como eran los sillares, elementos decorativos y pisos de mármol con vetas grises.

Su forma arquitectónica es cuadrada, totalmente cerrado, basándose en los Colegios Mayores de España, para tener la visibilidad total de este lugar, el claustro está rodeado de arquería, similar a la de los monasterios de la época, con amplias galerías en sus dos pisos en de los cuales el superior, al cual se asciende por una vasta y elegante escalera de piedra, no tiene arquería sino mesas de madera sostenidas por columnas de piedra (aporticado) y en el primer piso, todo lo contrario, posee una arquería de medio punto.

En el año de 1651 los muros estaban términos pero no la fachada. Cuando esta se empieza a montar la obra la dirige Domingo Ortiz de Zarate, mayordomo de Fray Cristóbal de Torres que coloca la cubierta e dos aguas con estructura de madera rolliza y teja arábigo- española. El día de la fundación, la construcción de Colegio Mayor, estaba a medio concluir; la parte inaugurada estaba conformada por dos alas, una altura de uno y la otra de dos pisos respectivamente.

A la entrada del Claustro se puede apreciar un gran y antiguo portón verde y en el fondo la estatua de nuestro fundador Fray Cristóbal de Torres, erigida en bronce por el escultor catalán Dionisio Renart en 1909, Aún se conserva su portada de piedra original con pilastras que mantienen un entablamento que tiene grabado en el centro la Cruz de Calatrava, el símbolo de nuestra institución.

Dentro del claustro existen varios lugares insignias de nuestra institución y de la historia de nuestro país, como el aula máxima donde se realizan importantes celebraciones y además es una de las mejores pinacotecas colombianas que alberga imágenes de los últimos tres siglos, producidas por los más preclaros artistas de la patria, como por ejemplo, un retrato del fundador pintado al Oleo por Gaspar de Figueroa ejecutada en 1643. También se encuentra el archivo histórico del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, uno de los más valiosos y completos de nuestro país.

Como se sabe, nuestra institución fue un pilar en el proceso de independencia pues fue en el claustro donde se conspiró para fraguar la Independencia, también fue punto de partida de la Expedición Botánica, y en el claustro los tiranos intentaron encarcelar los sueños de libertad y justicia de los próceres.[1] También fue usada como cárcel en la parte baja, por el Pacificador Pablo Morillo y con orden de Juan Sámano, durante la Reconquista Española en el tiempo comprendido entre enero a junio de 1817; allí, albergo personajes como Policarpa Salavarrieta y el sabio Caldas. Este hecho se repitió a manos Cuartel del ejército en 1899 y durante toda la guerra de los Mil Días y sólo desde 1902, volvió su carácter de centro educativo exclusivamente.



La arquitectura de nuestro claustro ha preservado a lo largo de estos tres siglos, su estructura de arquería y columnas, aunque fue considerablemente alterado en el Siglo XIX; la primera vez por Arturo Jaramillo Concha a raíz de las averías sufridas durante el terremoto de 1917, en la cual se sitúo la portada en el centro de la fachada y se le construyó una balaustrada de cemento en el segundo piso. En 1950 el pintor Luis Alberto Acuña lo reconstruyó por entero, interior y exteriormente, sin recuperar totalmente la arquitectura inicial de la Colonia, pero conservando su belleza original. En esta edificación de dos pisos se destacan las obras de arte, las placas de héroes, magistrados y poetas.




[1] Tomado de la los documentos virtuales que realizo el Banco de la república en el año 2010, conmemorando el Bicentenario de la independencia de Colombia.

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